El silencio se suicida a las ocho con cincuenta
los candados caen al sentir el amanecer
con el sol vienen los primeros niños
excitados por el rugido de lo que parece ser
un temor que deben de vencer.
El vértigo se vuelve aliado
y el vació pareciera ser lo único que cabe ya
el movimiento es eterno
pareciera nunca acabar
Alguien grita que se detengan ya
los demás gritan esto no debe parar
cautivos por la luz
se dejan llevar mas allá del miedo
donde no los puedan encontrar
Quien se atreverá en detenerlo ahora
se ha vuelto cada vez mas cautivadora
Entre tanta gente quien notara
el movimiento que poco a poco ve el fin de su hora
Resignados a la condición
El miedo se vuelve hermano
y el coraje se disfraza de carcajadas
Ríen por no llorar, no sienten nada
Tienen el cuerpo dormido de tanto girar
Con el ocaso caen las estrellas
ellas recogen las ultimas gotas de energía
lo que vivo estaba de pronto duerme
nadie se mueve, todos de nuevo callan
y así el movimiento perpetuo no lo es mas
alguien le hizo frente
Solamente para despertar al día siguiente
y volver a luchar.
